Promueven alimentación escolar más nutritiva con maíz biofortificado en escuelas del departamento de Totonicapán.



El proyecto Aprendizaje Para la Vida (APV), implementado por Catholic Relief Services (CRS) y sus socios locales, inaugura oficialmente la entrega de maíz biofortificado, no transgénico, como parte de las raciones de alimentos que el proyecto, financiado por el programa McGovern-Dole del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos de América (USDA), entrega a las escuelas participantes.

Desde 2014 el proyecto ha entregado más de 50 millones de raciones de alimentos nutritivos a 415 escuelas en el departamento de Totonicapán, y ha capacitado a más de 36,000 voluntarios (miembros de las organizaciones de padres de familias, OPF) que, entre otras funciones, se encargan de recibir, almacenar, porcionar y cocinar adecuadamente los alimentos que también complementan los que reciben por parte del Ministerio de Educación (MINEDUC).

En esta tercera fase de implementación (2021-2025), el proyecto Aprendizaje para la Vida continúa con su propósito principal de fortalecer la capacidad de lectoescritura en todos los grados de primaria, pero además promueve el consumo de maíz biofortificado producido en Guatemala, no transgénico, debido a que sus propiedades nutricionales superiores a las de otro maíz pueden contribuir a reducir la brecha nutricional en 337 de las 415 escuelas de Totonicapán que participan en el proyecto. Asimismo, el proyecto alienta a los agricultores a conocer todos los beneficios del maíz biofortificado y considerarlo entre sus cultivos.

SOBRE EL PROYECTO APRENDIZAJE PARA LA VIDA

CRS implementa la fase III del proyecto en alianza con las organizaciones PRODESSA, Pastoral Social Cáritas de los Altos, Global Communities y Sesame Workshop. Los objetivos del proyecto son:

A. Mejorar las habilidades de lectoescritura de los estudiantes de primaria

B. Incrementar el uso de buenas prácticas de salud, nutrición y dieta

C. Mejorar la efectividad de la asistencia alimentaria a través de compras locales

Como parte de mejorar la efectividad de la asistencia alimentaria a través de compras locales e incrementar el uso de buenas prácticas de nutrición, el proyecto cuenta con un componente de Compras Locales y Regionales que se vincula con la producción local de alimentos frescos localmente producidos y que son ofertados a las escuelas públicas. Además, promueve la compra de maíz biofortificado producido en Guatemala para distribuirlo a las escuelas participantes del proyecto. De esta manera, también se contribuye con el Programa de Alimentación Escolar (PAE) que impulsa el gobierno central y los ministerios de Educación y de Agricultura.

SOBRE LA DESNUTRICIÓN Y EL MAÍZ BIOFORTIFICADO

Según datos provistos por la organización Semilla Nueva, analizados por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), el maíz biofortificado comercializado por Semilla Nueva.

La desnutrición afecta el crecimiento, desarrollo y salud, especialmente de los niños menores de cinco años y madres embarazadas. Cuando los niños no consumen alimentos con suficientes nutrientes, son altamente vulnerables a la desnutrición y a enfermedades que afectan el adecuado desarrollo de sus habilidades físicas y cognitivas limitando su rendimiento y éxito en la escuela.

• 70% de niños y niñas menores de 5 años en Totonicapán tienen desnutrición crónica y un 38% de hogares no tienen suficientes alimentos durante cuatro meses al año.1

• Los granos básicos son la principal fuente de carbohidratos (65%) y de proteína (71%) en la dieta de los guatemaltecos. El maíz es el principal cultivo de granos básicos en Guatemala.2

“Las tasas de desnutrición crónica a nivel nacional son sumamente altas y una de las más altas en Latinoamérica. Totonicapán es uno de los departamentos con índices de desnutrición crónica más altos vemos un gran beneficio al maíz biofortificado porque ofrece más hierro, zinc y proteína para que los niños puedan tener un desarrollo mayor, puedan concentrarse mejor en la escuela y tener mejor salud.” Nicole Kast, Directora de programas para CRS Guatemala.

El maíz biofortificado no es transgénico. Este proviene de un proceso natural que consiste en cruzar dos plantas de la misma especie: una planta de maíz con mayor cantidad de proteína o minerales, como hierro o zinc, se une a otra planta de maíz con mayor tolerancia a la sequía y a las plagas, así como mejor anclaje al suelo.3 A diferencia de los cultivos transgénicos en los que se transfieren genes de otras especies de plantas o bacterias, la biofortificación es una técnica de mejoramiento de plantas dentro de una misma especie, resultando en la producción de un cultivo con mayor cantidad de minerales o proteínas, entre otras características mejoradas.

El Ingeniero Juan Lionel Chavez, representante de Valle Verde cuenta que, “Desde el punto de vista de producción para los agricultores anteriormente los híbridos biofortificados tenían rendimientos menores a los híbridos blancos convencionales, pero actualmente gracias al desarrollo genético de parte de las empresas semilleristas se ha logrado que estos híbridos biofortificados tengan actualmente rendimientos similares a los híbridos blancos convencionales. Lo que motiva a los agricultores a poder sembrar ya que tendrán buenos rendimientos y además a ello producirán un híbrido con alta calidad nutricional.”

BENEFICIOS PARA LA NUTRICIÓN Y LA AGRICULTURA FAMILIAR

Según datos provistos por la organización Semilla Nueva, analizados por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), el maíz biofortificado comercializado por Semilla Nueva4:

• Contiene 39% más de zinc que los maíces no biofortificados. El zinc es indispensable para la formación y desarrollo del feto, huesos, cerebro y sistema inmune.