Detección temprana es clave para mejorar calidad de vida en pacientes con Esclerosis múltiple



La Esclerosis Múltiple (EM) es una enfermedad neurológica, autoinmune y crónica, cuyos primeros síntomas suceden entre los 20 y 40 años, lo que la convierte en la principal causa de discapacidad no traumática en adultos jóvenes. Esta patología surge cuando el sistema inmunológico ataca, anormalmente, la cobertura de las fibras nerviosas de la médula espinal, cerebro o nervios ópticos, lo que ocasiona inflamación y daño constante. 

De acuerdo a las cifras de la Federación Internacional de Esclerosis Múltiple, cerca de 2,8 millones de personas tienen EM, afectando dos a tres veces más a las mujeres que a los hombres, lo que indica el papel que desempeñan las hormonas en el proceso de la enfermedad. “El estudio realizado en 2017 sobre “Esclerosis Múltiple en la región Centroamericana y del Caribe Hispano: ¿Debe ser reconocido como un problema de salud pública?”, indica que la prevalencia de esclerosis múltiple en Guatemala es de 1,2 pacientes por cada 100,000 habitantes. Considerando la población del país al día de hoy, aproximadamente 202 personas padecerían la enfermedad, sin embargo, es importante llevar a cabo estudios de epidemiología en el país, para determinar la cantidad exacta de personas con este padecimiento”, indicó la doctora Alejandra Gramajo, neuróloga clínica con especialidad en esclerosis múltiple y neuroinmunología clínica. 

Según la doctora Gramajo, la causa de la EM puede verse influenciada por factores ambientales, genéticos, infecciones virales y deficiencia de vitamina D3, entre otros.  Aunque no es considerada una enfermedad hereditaria, si un familiar cercano la padece, existen mayores posibilidades de desarrollarla. “La fatiga es el síntoma más común, aunque tiene diferentes manifestaciones físicas y emocionales, las cuales causan discapacidad en los adultos jóvenes”, agregó la especialista. 

Entre los principales síntomas de esta enfermedad se pueden detectar el cansancio, espasmos y dolores. Visión doble o borrosa, neuritis óptica, movimientos oculares rápidos e involuntarios o pérdida total de la visión. Problemas del habla y con la memoria a corto plazo. Temblor en las manos. Debilidad en los miembros. Pérdida de fuerza o sensibilidad. Vértigo o falta de equilibrio. Sensación de hormigueo o entumecimiento. 

El doctor Arnoldo Soto, gerente Médico de Neurociencias para Roche Centroamérica y Caribe, enfatiza que “la concientización sobre EM es vital, ya que los síntomas pueden ser inhabilitantes y, considerando que este es un padecimiento que no tiene cura, los tratamientos están orientados a retardar la progresión de la enfermedad, darle una mejor calidad de vida al paciente, para que se recupere de los ataques y tenga mayor independencia”. 

Tipos de esclerosis múltiple 

Síndrome clínico aislado: es la forma en la cual el paciente presenta un primer evento clínico asociado a imágenes, característicos de esta enfermedad. 

Remitente-recurrente (EMRR): es la forma más común y afecta al 85% de los pacientes, quienes presentan ataques agudos durante días o semanas y con recuperación completa o parcial del ataque. 

Secundariamente progresiva (EMSP): es la forma en la cual el paciente en inicio presenta recaídas y remisiones, acompañada posteriormente de un aumento gradual de la discapacidad sin recuperación entre las recaídas.   

Primaria progresiva (EMPP): se presenta entre el 10-15% de los pacientes. Se manifiesta de manera gradual, marcada por síntomas de empeoramiento continuo, sin reincidencia, pero con acumulación de síntomas asociados a discapacidad a lo largo del curso de la enfermedad. 

La EM se le conoce como la enfermedad de las mil caras, dado que sus síntomas se confunden con otras enfermedades, por esta razón, su diagnóstico no es sencillo. Actualmente, los médicos especialistas (neurólogos) utilizan una serie de pruebas para diagnosticarla, entre ellas, siempre tomando las manifestaciones clínicas, los estudios de imágenes como la resonancia magnética y la punción lumbar. 

“Es importante tener en cuenta que, ante la presencia de cualquier síntoma, se debe acudir al médico, con el fin de iniciar las investigaciones para llegar al diagnóstico y posteriormente, obtener de forma oportuna un tratamiento individualizado en función de las necesidades de cada paciente”, agregó el doctor Alejando Díaz, médico Neurólogo. 

Innovación en el manejo de la enfermedad 

Actualmente, no existe cura para la esclerosis múltiple, sin embargo, los especialistas utilizan una serie de medicamentos innovadores y terapias complementarias, así como orientación a la familia del paciente, en la búsqueda de una mejor calidad de vida, mayor independencia de la persona y poder así retardar, en la medida de lo posible, la aparición de la discapacidad.  

Otra de las estrategias que utilizan los médicos para tener un abordaje integral y personalizado de la EM, son las terapias físicas y cognitivas que ayudan a mejorar la memoria, el habla, la concentración y la movilidad del paciente. Además, es indispensable el apoyo psicológico en las diferentes etapas de la enfermedad, con el fin de minimizar la ansiedad, la depresión y las alteraciones cognitivas. 

Es de suma importancia que la población conozca los síntomas de este padecimiento, ya que esto fomenta un diagnóstico temprano y contribuye a que el médico tratante pueda determinar cuál es la solución terapéutica adecuada según las características del paciente.  

La medicina personalizada puede contribuir a cerrar la brecha en la atención de la EM. Este enfoque de la medicina tiene como punto de partida individualizar a cada paciente y personalizar el abordaje del diagnóstico y tratamiento acorde a cada caso, con decisiones terapéuticas precisas para tener resultados más fiables. 

Es importante destacar que el papel en los avances médicos en tecnología, genómica y en la ciencia de datos juegan un rol cada vez más importante en el diagnóstico correcto, en el tratamiento adecuado y en el seguimiento clínico de estos pacientes. De acuerdo con el Dr. Soto, además del potencial de mejorar los resultados clínicos, la medicina personalizada permite a los ecosistemas de salud tomar decisiones basadas en datos, haciendo un uso más eficiente de los recursos, una mejor gestión de riesgos y planes de atención específicos.